Esta era una historia que contaba mi abuela Josefa. A ella se la contó a su vez, su abuela Vicenta. Y la cosa era que "estuvo perdida"...
La ama 2 de su tía Petra y su madre Josefina, se llamaba Eduvigis. Esta vivía con su hija Petra en el pueblo.
Uno de los hermanos se dirigió a Vicenta y le dijo:
- La amona 3 está txorua 4
Todos los hermanos rieron a carcajadas.
Desde el pasillo volvió la abuela y los miró con cara extraña, estaba desencajada y pensó que tal vez estos pillastres podrían ayudarla.
Les contó que llevaba una sortija desde muy joven, que se la regaló su novio, que era el aitona 5 y que no se lo había quitado jamás desde entonces. Ahora con la edad, había adelgazado mucho y a veces se le salía del dedo. Siempre se había dado cuenta cuando se le caía pero esta mañana se percató de que no la llevaba en el dedo y no sabía desde cuando.
No se lo había contado a su hija Petra porque tenía muy mal genio.
Les pidió a Vicenta y a sus hermanos que, con disimulo, buscasen con ella la sortija, que tenía que estar en alguna parte de la casa.
Las palabras disimulo y discreción no la conocían estos jóvenes y Petra se dio cuenta enseguida del follón de búsqueda. Cuando se puso a gritar, Vicenta y los chicos marcharon volando al baserri y allí dejaron a la desconsolada amona Eduvigis recibiendo la riña de su hija Petra.
Nuestra tatarabuela Vicenta le contó esta historia a nuestra abuela Josefa y esta a su vez nos la contó a mis primos y a mi. Cada vez que la contaba, acababa diciendo:
- Estuvo perdida
La primera vez que oímos esta historia éramos muy niños, recuerdo que nos inquietó y sobrecogió. Luego, al paso de los años nos hacía gracia. Las otras 500 veces no.
Y cuando acababa la historia con la dichosa frasecita: "Estuvo perdida", nos ponía frenéticos.
Llegó el día en que nuestra amona Josefa cumplía 90 años. En un día tan señalado, aprovechó para contar de nuevo la historia. Como siempre, la finalizó con la frase: "Estuvo perdida". Al decirla me miró a mi y me guiñó. Yo sonreí pero no comprendí.
A los pocos días nuestra amona Josefa falleció.A la lectura del testamento fui la única nieta que tuvo que estar presente pues había un sobre dirigido a mi. El contenido eran una carta y una sortija.
La carta decía:
"La sortija se perdió y se encontró.
Esta es una sortija que, desde entonces, siempre hemos conservado las abuelas.
La condición de perdida desapareció por eso, "Estuvo perdida"
Ahora te toca a ti, Maite, pasársela a una nieta tuya"
Esta es mi participación en el VadeReto del mes de Abril 2023 del blog Acervo de Letras
Sencillo árbol genealógico:
1 - baserri = caserío vasco
2 - ama = madre
3 - amona = abuela
4 - txorua = atontado, chiflado
5 - aitona = abuelo, (acabo de descubrir que también es un precioso pueblo de Cataluña ;-)
Lehengo lepotik burua = Genio y figura hasta la sepultura
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Buenas noches, Amaia.
ResponderEliminarMe encantó este cuento y su genial desenlace.
Las historias familiares tienen un regustillo muy dulce y acogedor; y esa herencia de la joya, que van pasando de unos a otros, le da un toquecito de intriga muy curioso.
Sonrisa final con ese "estuvo" perdida, pero ya fue encontrada. ❤️
Algunas de las palabras que has usado las conocía ya, sobre todo, gracias a nuestra amiga común Marlen. Añado txorua, que no la recuerdo.
Me dejas pensando si la historia es verdadera, y tú eres la hermana de Maite, o todo forma parte de la ficción. 😉
Muchas gracias por tu participación, un Abrazo.
Qué ilusión me hacen tus palabras.
EliminarJe je je, es todo ficción pero perfectamente podría haber sucedido ;-D
Abrazo grande
Hola Amaia, has escrito un cuento muy emotivo, lleno de ese amor que se transmite de generación en generación y que a veces viene con sus símbolos materiales, como en este caso la sortija. Me gustó mucho la forma en la que lo narraste y las palabras "raras" que empleaste, conocía algunas, pero no todas. Pues nada, que me encantó. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Abrazo grande
EliminarHola Amaia, ¡qué bonito! Y el final, sorprendente, no lo esperaba así para nada, una sortija con gran valor: el sentimental, sin duda. Qué palabra más bonita utilizáis para 'abuela', amona suena a flor, también a ternura, es muy significativa. No la conocía.
ResponderEliminarMe alegra que te hayas animado a participar en el reto de José Antonio.
Un abrazo. ☺️
Muchas gracias por tus amables palabras.
EliminarEl tiempo es limitado y a veces no da para mucho pero jugar un poco con vuestros retos me está gustando mucho.
Me acercaré de vez en cuando. ;-D
Abrazo enorme Merche.
Hola, Amaia, un cuento precioso, con misterio incluido, como las historias que nos contaban las abuelas. Y el sorprendente final que va uniendo generación tras generación. Muy emotivo.
ResponderEliminarMuxu bat denori.
Muchas gracias María Pilar. Abrazo grande
EliminarAmaia, me llevo gratas sorpresas contigo. ¡Qué lindo cuento! Y qué final. Te ha salido estupenda la inserción de las palabras de las cuales, confieso, no conocía ni una sola.
ResponderEliminarAh, lo que digo de las sorpresas que me llevo, es porque tocas cualquier tema y es una variedad grande.
Gracias Amaia! Abrazo! 🌹
Muchísimas gracias Maty. Tus palabras son muy bienvenidas. Abrazo enorme
EliminarQué bien ese relato ambientado en los baserris, las amonas y los aitonas que tan buenos recuerdos me traen de mi tierra. Precioso el hilo conductor a través de la sortija en medio del entrañable flujo generacional.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Matilde. Abrazo enorme y muchos besos. Besarkada haundi bat eta Muxu asko.
EliminarCuando oímos 500 veces la misma batallita de las abuela, ya cansados, deseamos que nos explique algo nuevo. Cuando ya la abuela no está para contarla, es cuando más las echamos de menos! A la abuela y también a sus batallitas! Un abrazo!
ResponderEliminarJe je je. Así es y así somos. Abrazo enorme
EliminarUna bonita historia familiar. Mis abuelos también me dieron algún detalle que algún dia pasarán a mis hijas y ojalá nietos.
ResponderEliminarMuchas gracias Federico. Abrazo grande.
EliminarHola Amaia.
ResponderEliminarNo sabes la ilusión que me ha hecho el leer tu relato. Yo también soy vasca y no me hizo falta buscar las palabras "raras" para entender de lo que hablabas. Es de mí de quien habla Jose Antonio, cuando dice que ya conocía la mayoría de las palabras en euskera. Me gusta escribir sobre aspectos de la vida vasca, paisajes, mitología y hacer conocer esas palabras tan bonitas del día a día. Curiosamente, en mi cuento para el VadeReto de este mes, "Perdido en la galaxia", también utilicé "amona" como una de las palabras raras.
En cuanto a tu relato, me gustó esta entrañable historia donde una joya pasa de madres o abuelas a hijas, historia de amor a las personas mayores de la familia. ¡Precioso relato!
Besarkada haundi bat.
Marlen
¡¡Hola, qué ilusión me han hecho tus palabras Marlen!!
EliminarPor supuesto aquí tienes una nueva seguidora.
He cotilleado un poco y me ha encantado. Lo voy a leer todo para encontrar todos esos aspectos de nuestra tierra.
Beste besarkada zuretzat eta ondo izan. Gero arte.
Me encantó la historia. Eres una joya hermosa Amaia. Que bonita tu historia. Mil besos corazón.
ResponderEliminarMuchas gracias Paula. Abrazo enorme
EliminarEmotivo relato. No cuesta meterse en tus historias pues lo cuentas desde el corazón. Un abrazo, Amaia
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras Froilán. Abrazo grande
EliminarHermoso relato, gracias por él Amaia, regala una gran sonrisa y alegra al día, abrazo grande
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Abrazo grande
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