Este lugar en el que me encontraba no era el colegio. Solo sé que teníamos que estudiar y aprender mucho y el grado de exigencia era muy alto para alcanzar la meta.
Cuando llegué, un adulto de aspecto muy severo me mostró el lugar. El adulto vestía de traje blanco. Todos allí tenían atuendos blancos, los niños también.
Había muchos niños, todos parecían de edad similar. Ahora que lo pienso, no se si eran niños o niñas o… (los llamaré niños).
Yo me preguntaba qué estaba haciendo allí y por qué estaba en un colegio de niños. No recordaba haber enviado ningún currículum o haber recibido ninguna invitación para ir allí. Se me dijo que aquello era un "no colegio".
A medida que avanzábamos por las estancias, se me explicó con detenimiento lo que se me ofrecería y lo que se esperaba de mi.
Al pasar por delante de una puerta con gran cristalera me vi reflejado… ¡¡Era un niño!!
En ese momento me sentí totalmente desvalido y desorientado. No sabía qué hacía allí, ni de dónde había llegado, ni cómo… Tiempo después intenté recordar mi vida anterior y nunca lo logré.
El adulto continuaba hablando sin cesar y lo explicaba todo a medida que avanzábamos. Las exigencias iban a ser grandes, había que estudiar mucho y conseguir un nivel alto en cada etapa antes de lograr la meta.
Yo le escuchaba muy atentamente pero no le entendía bien. Recorríamos el extenso edificio y el adulto añadía más y más información y yo tenía más dudas que aclaraciones.
El adulto hablaba sobre las estancias, las aulas, los instructores, las materias, la historia, los compañeros… No dejaba espacio para poderle plantear una duda o pregunta
Por fin, llegamos a una habitación que iba a ser mi dormitorio. Me dejó allí para descansar del largo viaje. Cerró la puerta y no recuerdo más de ese primer día.
Lo siguiente que recuerdo es una presión constante para que nos superáramos y fuésemos mejores nosotros mismos y en cada cosa que emprendiéramos.
Un compañero me decía de vez en cuando:
Este compañero tenía la gran cualidad de animarme mucho cuando me veía decaer ante tanta exigencia. Era más aventajado que yo y según me decía pronto llegaría a su meta.
La meta. ¿Qué era eso? Nadie me respondía a esta pregunta. A lo largo del tiempo, me las ingenié para buscar frases diferentes a la hora de plantear la pregunta pero nunca se me respondió. A pesar de estudiar y estudiar yo no acababa de comprender para qué hacíamos tanto esfuerzo físico y mental. No comprendía cual era el motivo de tanta exigencia y tanto conocimiento. Y no comprendía qué era la meta.
El tiempo pasaba y un día mi compañero motivador desapareció. Le pregunte a uno de los adultos pero me respondió:
- El, ya ha alcanzado su meta. Está lejos.
¡¡Y dale con la meta!! Le volví a preguntar sobre dicha meta, que me explicase qué era. Me respondió:
- Cada uno tiene su meta. Cuando llegue el momento te avisaremos de que estas listo y tú mismo te darás cuenta de cual es tu meta y lo que significa.
Tenía razón aquel adulto. Yo avanzaba y avanzaba y cada vez me sentía más seguro, aunque todavía no sabía de qué exactamente. ;-)
Una pregunta recurrente en mi interior era de donde había llegado yo. Nunca recordé nada anterior a este lugar. Se me hacía extraño pensar que mi primer recuerdo fuese aquel día en el que un adulto me mostró todo el recinto. Este adulto fue mi tutor, era la persona con la que podía hablar de aspectos que en los estudios no nos contaban. Hablábamos mucho pero pasado el tiempo me di cuenta de que seguía con las mismas cuestiones sin resolver
Sin embargo, y a pesar de la gran presión constante por adquirir conocimiento, el sentimiento que albergo de aquel lugar es de Paz y Alegría. Una sensación de que todo estaba bien y de que el Futuro sería prometedor.
De pronto, un día, cuando me levanté de la cama sentí que mi día se aproximaba. No sabía qué sucedería, ni cuando, ni nada más, pero llegaba... ¿Sería mi meta?
Y ese día llegó.
Estaba yo, junto a otros compañeros, sentado en un banco largo de madera. Todos, uno al lado del otro y frente a nosotros había una gran pantalla con imágenes que abarcaba toda la pared.
La imágenes de la pantalla variaban. De pronto se veía un amplio paisaje en el que un gran halcón surcaba los aires o un gran valle con unas casas.
Cada vez que la imagen cambiaba teníamos que movernos un asiento hacia la derecha.
Los compañeros nos mirábamos con caras extrañadas. ¿Qué hacíamos allí? ¿Por qué avanzábamos por cada cambio de imagen?
A medida que avanzábamos a la derecha se iba vislumbrando más claramente lo que sucedía. Cuando la imagen cambiaba y se comprendía claramente lo que era, el compañero que estaba al final del banco, se levantaba y entraba por un enorme agujero que tenía enfrente en la pared.
A mi me faltaba poco y ya lo comprendí perfectamente. Delante mío había cuatro compañeros. Esta vez salió un prado precioso con una vaca a punto de parir. Cuando la vaca mugió lastimosamente, el compañero se levantó del banco, se aproximó rápidamente al agujero de la pared y desapareció por el.
La imagen volvió a cambiar y la vi. Era ella. La conocía. ¿Pero cómo podía yo conocer a esa persona? Me faltaban tres puestos para mi meta. Este no era mi momento pero era ella. El sentimiento que me invadió me hizo comprenderlo todo y lo supe. En realidad mi meta la tenía ahora mismo enfrente. Este era el principio del fin.
El compañero del final del banco se levantó para empezar su andadura hacia el agujero.Yo me levanté raudo y veloz, me acerqué al compañero, lo empujé y me metí en el gran agujero negro a la vez que ella gritó desgarradoramente.
El agujero paso a ser una txirristra (tobogán) oscura y muy larga, larguísima.
Con los años me enteré que mi trayecto fue más largo que el de otros porque tenía que haber salido otro compañero y fui yo en su lugar. Es por ello que tuvieron que hacer muchos ajustes y esto duró un tiempo.
Por fin salí a La Luz, aquello fue muy doloroso. Demasiada luz, demasiado ruido, demasiada brusquedad... Me lavaron, me taparon y yo observaba, escuchaba...
De pronto me colocaron en el regazo de ella, que estaba muy emocionada. La que yo anhelaba encontrar, mi amaMariCarmen. Allí estaba yo, era una niña.
Más adelante, ella me contó que la noche anterior al alumbramiento, empezaron las contracciones y solo cuando faltaba poco fueron al hospital. Ella aguanto como una jabata. Una vez allí, el doctor le dijo que estaba a punto, que el bebé saldría enseguida pues estaba muy dilatada.
Pero el bebé no salía y la cosa se alargó hasta las 13h.05min. Esto claramente explica "los arreglos" que tuvieron que hacer en el "no colegio" porque me adelanté a mi turno. ;-)
No se si el hecho de haberme colado en el banco de salida, será motivo para tener que volver a ese lugar pero de momento, lo "bailao" no me lo quita nadie.
Y cuando bromeo al respecto y le digo a mi amaMariCarmen que la "próxima vez" la volveré a buscar, me responde que "Tururú", je je je
Amaia da asiera. El final es el principio.
<<cómo viene a ser principio lo que parece fin,
que fin es lo que en euskera significa Amaia>>
«Amaya o los vascos en el siglo VIII»
Navarro Villoslada
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El funerario digital
Un relato muy original
ResponderEliminarMuchas gracias Ánxela. Abrazo grande
EliminarHola Amaia, me ha encantado tu relato y las simbologías. Besos :D
ResponderEliminarMuchas gracias Margarita. Abrazo grande
EliminarHola, Amaia.
ResponderEliminarUn relato precioso y un interesantísimo descubrimiento:
«El nombre femenino Amaia es una variante del nombre vasco Amaya y significa "la hija deseada" o "final feliz", ya que hace referencia al feliz momento de tener una hija tan ansiadamente buscada y con tanto amor concebida». https://www.parabebes.com/significado-del-nombre-amaia-4148.html
Porque ya me coge mayó y no habrá muchas voluntarias, pero ahora es mi nombre preferido para una hija.
En cuanto al relato, qué magnífica metáfora del nacimiento y/o reencarnación. Una narración que nos lleva entre intriga y dulzura por un camino encantado que nuestra protagonista se empeña en cambiar. Así es de grande.
Enhorabuena, me encantó.
Firmo ahora mismo esta forma de reencarnarme, aunque me toque meterme en un gato. Seguro que sería panzón, plácido y garboso. ;)
Un Abrazo
¡¡Ja ja ja, qué bueno lo del artículo!!
EliminarNo se de dónde habrán sacado ese significado del nombre pero me ha gustado mucho.
En realidad Amaya, no existe en euskera pues en el alfabeto vasco no existe la "y". Lo que sucede es que antiguamente se escribía así como nombre, no se por qué.
En la época de Franco, cualquier nombre "raro" había que españolizarlo y nos obligaban a poner María Amaya. En los años 80 tuve que hacer un cambio de nombre a Amaia con su gasto...
Más tarde todo se agilizó y se podía hacer el cambio de nombre y gratis.
El contenido del artículo es bonito pero no es real. De todas formas me lo quedo porque me gusta mucho lo que dicen de nosotras, ja ja ja.
Igual en la próxima vida coincidimos en el mismo barrio gatuno ;-D
Sorprendida gratamente me has dejado Amaia, estabas realmente inspirada. ¡Cuánto tiene que haber en tu interior para proyectarlo de esta manera! Y qué maravilloso final, no me esperaba esa descripción del NACER.
ResponderEliminarGRACIAS Amaia! Te dejo un abrazo...
Muchísimas gracias Maty. Abrazo grande
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